LAS REPRESENTACIONES DE LAS CUEVAS EN LA HISTORIA
Durante toda la Historia del Arte, la representación de las cavernas y otros fenómenos kársticos ha sido poco frecuente. A pesar de que la humanidad primigenia se relacionó íntimamente con el mundo subterráneo y plasmó en las paredes de las grutas las primeras huellas materiales del lenguaje simbólico artístico, la llegada de las diferentes civilizaciones históricas hizo desaparecer casi por completo esa relación. Bajo supersticiones y mitos solo compatibles con los ritos funerarios, las cavernas se convirtieron en un inframundo peligroso. Ese prejuicio, salvo casos excepcionales, se ha mantenido durante milenios, hasta prácticamente el siglo XIX.
Con los nuevos valores del Romanticismo y el desarrollo de las Ciencias Naturales, algunos artistas y científicos se atrevieron a redescubrir la Naturaleza. Comienzan a aparecer representaciones modernas de cavernas de la mano de artistas románticos. Buen ejemplo de ello, en Andalucía, es el cuadro denominado Emboscada a unos bandoleros en la Cueva del Gato, del pintor sevillano Manuel Barrón y Carrillo, donde la cueva aparece más como un pórtico imaginario que como una surgencia real. (1)
Curiosamente, durante el siglo XX, con su proliferación de vanguardias y la aparición del Arte contemporáneo, se vuelve a ignorar la riqueza plástica de la inspiración kárstica, superficial y subterránea. Esto se explica por el decaimiento de la pintura de paisaje y la representación realista naturalista, el auge de tendencias abstractas, expresionistas o conceptuales y la cultura urbana de la mayoría de los artistas contemporáneos. No obstante, en el mundo artístico andaluz actual, encontramos una notable excepción: la del pintor malagueño José Ganfornina.
JOSÉ GANFORNINA, UN PINTOR DIFERENTE
Ganfornina ha compaginado su dilatada carrera artística profesional con la práctica entusiasta de la espeleología estética – como él mismo la define – y la investigación del karst de Sierra Tejeda, cercana a su residencia habitual. Sus experiencias en la Naturaleza durante más de 40 años, se han transmutado en inagotable fuente de inspiración para sus pinturas, plasmando, en clave simbólica o surreal, múltiples aspectos de las grutas, así como de los paisajes exokársticos.
Entre sus primeras pinturas de tema espeleológico destaca la denominada Surgencia, ambientada en la Sierra de las Nieves. Bajo el abierto arco de una caverna, se vislumbra el origen de las aguas en una estrecha grieta, vigiladas por dos personajes híbridos animales/vegetales, característicos de su primer estilo plástico. (2)
Uno de los cuadros más representativos de este estilo es Cueva del Gato, donde hace una representación surreal del macizo completo donde está enclavada esta cavidad, convertido en un gran felino de piedra. Están figurados las bocas de Hundidero y de Gato, conectadas entre sí por las sinuosas galerías internas por donde circula el rio subterráneo Gaduares, a modo de gigantesco tubo digestivo. (3)
Los caminos del agua compendia, en clave onírica, el ciclo de circulación del agua en un karst de montaña, desde la emergencia por las cavernosas bocas, flotando ingrávida en el aire, hasta su ascenso vertical mediante una concha cónica a modo de surtidor. (4)
Quizás la representación más fidedigna realizada por el artista de una caverna sea la obra denominada Sala de la Montaña, elaborada a partir de bocetos tomados in situ en la grandiosa sala homónima de la Cueva de Nerja. La obra representa una panorámica amplia, jalonada por una alineación de enormes estalagmitas, columnas y otras formaciones. (5)
Ganfornina ha dedicado también atención a uno de los fenómenos más fascinantes en el contexto subterráneo: la gradación de la luz, las sombras y sus efectos estéticos. En Geoluminiscencia, una luz fosforescente emana de las formaciones litoquímicas, fantasía inspirada en estalagmitas luminiscentes observadas en algunas cavidades. (6)
La luz solar que penetra por las bocas de las grutas, y se va degradando en su descenso hasta el misterio de las sombras, es el tema tratado en la imaginaria Caverna, donde se hace un exhaustivo análisis de las sutiles variaciones del claroscuro. (7)
También en la obra Ejercicios de vuelo, la luz que incide con sus rayos a través de una sima, se convierte en símbolo de la libertad perdida por un viejo alcornoque que agita inútilmente sus ramas, prisionero en el fondo del pozo. (8)
En la actualidad, José Ganfornina, en plena madurez artística, continua su labor con el proyecto Cosmogonías, una de cuyas primeras obras, Universo confinado, (9) aborda la reciente teoría cosmológica del Multiverso : nuestro Universo, cerrado y finito, está representado alegóricamente por una gran caverna primordial, conectada, a través de sus bocas, con otros hipotéticos universos.